domingo, 25 de mayo de 2014

EDUARDO CARDENAL



En Loranca de Tajuña vive desde hace tiempo Eduardo Cardenal Gómez. Aunque pasa desapercibido para sus vecinos, se trata de toda una leyenda en el mundo del circo. De hecho, recientemente le ha sido concedida la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes por su dilatada carrera como equilibrista y director de circo. A Eduardo no le tiembla la voz al calificarse como “el mejor equilibrista del planeta”, y para ello añade datos. “He protagonizado más de 9.000 funciones de circo representando a España en lugares tan lejanos como Canadá, Estados Unidos, México, Suiza, Italia... es decir, en casi todo el planeta”. Todos estos lugares los ha pisado a lo largo de una dilatada carrera que comenzó cuando a penas tenía ocho años –actualmente tiene 70–. “Me enamoré del circo pese a que mi familia nada tenía que ver con este mundo”. Nacido en Madrid en 1944 en el seno de una familia humilde, pronto tuvo que trabajar para ayudar en casa, lo que no le restó tiempo para corretear por las calles. Así, casualmente, se topó en el Paseo del Malecón de Murcia con el montaje de un circo. “¡Qué gran sorpresa me llevé cuando vi cómo actuaban aquellos magníficos artistas!”.
De forma autodidacta comenzó a formarse a base de ejercicios, y ya de regreso a Madrid comenzó a actuar a los 16 años en espectáculos benéficos como pulsador de mano, trabajo que compaginaba con su oficio en talleres mecánicos. Estos primeros éxitos los vivió dentro del trío de pulsadores olímpicos Los Platterson. A su arrojo como equilibrista hay que sumar su gusto por la innovación, lo que quedó reflejado en la construcción, en 1971, de la atracción el coche loco, espectáculo cómico en el que un Fiat Balilla de 1935 iba paulatinamente desmontándose en la pista, a semejanza de las antiguas pantomimas de Charles Chaplin.
Como solista fue conocido como El Gran Cardenal y en 1977 fundó el Circo Cardenal, apenas dos años después de abandonar su disciplina como equilibrista a causa de una lesión. Con este circo recorrió todo el territorio nacional, hasta que en 1984 compró la primera de sus cinco carpas y acudió a su cita con el público de las Islas Canarias. En 2005 anunció su retiro.
Pareja artística
Su récord es de 1,2 millones de equilibrios, muchos de los cuales los hizo a la vera de su mujer, la bailarina Francisca Tendero Nieto, fallecida en 2011. “Nos conocimos en 1967 y en dos meses nos habíamos casado”. Juntos emprendieron esa gira que les llevó a diferentes puntos del planeta gracias a su trabajo en los “principales” circos del mundo. “Después de tanto tiempo se han acordado de mí. Me gustaría que hubiera sido un poco antes para que mi mujer estuviera conmigo y disfrutara de este reconocimiento”. Sus hijos, de 46 y 44 años, “han mamado” el mundo del circo, por lo que colaboran con Eduardo en el mantenimiento de tres carpas que tiene en su terreno entre Loranca de Tajuña y Pioz. “Son lugares de ensayo”. Además, El Gran Cardenal tiene dos ponis con los que se realizan ciertos espectáculos. Sobre su lugar de origen, Eduardo no se considera de parte alguna. “Nací en Madrid, de pequeño viví en Murcia, Castilla-La Mancha ha sido mi acuartelamiento durante muchos años, por lo que me siento español por los cuatro costados. De hecho, he llevado el nombre de España por todo el mundo”. La intensa vida de este hombre de circo está recogida en el libro Autobiografía del equilibrista madrileño Gran Cardenal y el circo de las Islas Canarias. De su éxito dentro de este mundo deja constancia con numerosas fotografías en lugares remotos del planeta, como Oslo, el Círculo Polar Ártico, Lisboa o Nueva York, así como los recortes de periódicos de la prensa local destacando la calidad de sus espectáculos.
Un apartado destacado le merece su paso por Canarias, donde estuvo instalado durante años el Circo Cardenal. Sin embargo, las lesiones –durante su carrera se rompió el cuello (dos veces), la tibia, el peroné y los huesos escafoides, entre otros– y los “gravísimos” problemas del circo dejan un halo de pesimismo en el texto. “Los artistas de mi generación hemos sido machacados con tantas tres funciones (...). ¿Qué es lo que ocurre con tanta función? Quer se genera una cantera de artrósicos, reumáticos, tullidos y otras patologías, y a los 40 años eres un ser inservible, y encima te encuentras con que los empresarios con los que actuaste no te habían cotizado a la Seguridad Social”. Pero también encontró cosas positivas. “En el circo no importa la nacionalidad ni el color de la piel. Lo que importa es el trabajo que se realiza. (...) El contacto con tanta gente válida de todas partes te va haciendo creer cada vez más en la humanidad, en el ser humano, en el individuo, y no en las fronteras y colores”.

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