En el país de los recortes, en el que donde antes había dos ahora solo queda uno, se ha producido el milagro de que en Granada y en esta Semana Santa la tendencia se haya invertido y donde antes había uno ahora hay, nada por aquí, nada por allá, dos. Circos. El Mundial y el Alaska. En el Ferial de Almanjáyar el primero y en la Huerta del Rasillo el segundo. Corre el año 2013 y en Granada había una vez dos circos.
Pasen y vean. Bajo el mismo paraguas de las artes circenses y con el mismo combustible del aplauso y la sonrisa de un niño aderezada por la boca abierta de un adulto embelesado, ambas carpas puntiagudas guarecen bajo ellas dos visiones del espectáculo diferentes. Si el Circo Alaska basa su espectáculo en las técnicas televisivas y en toda la parafernalia audiovisual y escénica del siglo XXI, propia de discotecas y programas de entretenimiento;el Circo Mundial se amarra a la tradición, a la raíz, a la cara pintada, al tigre blanco y a media docena de elefantes que vienen de ganar en Montecarlo, capital del Principado de Mónaco y meca mundial del circo, un premio que es el primero que logra nadie en España.
Si en el espectáculo de la Huerta del Rasillo los niños entran gratis y solo pagan entre 5 y 25 euros los adultos que los acompañan, en el del Ferial de Almanjáyar paga todo el mundo y la entrada oscila entre los 8 y los 35 euros
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